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Argentina 1975 CNU – Disparen contra Silo

4 comentarios

Por Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal – http://sur.infonews.com/notas/disparen-contra-silo 

La medianoche del 23 de julio de 1975, un desprendimiento de la CNU asesinó a dos miembros de la organización espiritualista.

Julio de 1975 fue un mes de intensa actividad para el grupo de tareas platense de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) capitaneado por Carlos Ernesto Castillo, (a) El Indio. A principio de mes, en un raid sangriento de menos de 24 horas, la banda parapolicial asesinó a los militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) Mario Cédola, Pablo Del Rivero y Jorge Rivas; a los militantes del Grupo Universitario Socialista (GUS) Roberto Antonio Rocamora y Norberto Juan Orlando, y al estudiante de la Unlp Guillermo Oscar Codino. Estas muertes formaron parte de una operación bautizada “Once por Ponce”, montada como represalia por la muerte de Gastón Ponce Varela, integrante de la patota de la CNU, ejecutado por Montoneros pocos días antes. Ninguna de las víctimas tenía relación alguna con los autores de la muerte de Ponce.

Mario Cédola agonizó tres días, luego de ser acribillado junto a sus dos compañeros por dos individuos que les dispararon con ametralladoras desde la caja de una camioneta encapotada. Antes de morir nombró a los dos atacantes, a quienes había reconocido: Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio y Eduardo Fromigué (a) El Oso.

Según la información reunida por los autores de esta investigación, ésa fue la última acción que El Oso y El Indio perpetraron juntos. Ese mismo mes, la interna del peronismo de derecha que enfrentaba al gobernador bonaerense, Victorio Calabró, con el jefe de las 62 Organizaciones, Lorenzo Miguel (a) El Loro, los puso en veredas opuestas. Castillo siguió capitaneando el grupo de tareas platense que respondía al gobernador, en tanto que Fromigué se alejó de la patota para poner sus armas al servicio del Loro.

Poco después, el 12 de octubre, Fromigué murió fusilado mientras cenaba en la parrilla La Estancia de Florencio Varela. La viuda del Oso y única sobreviviente del atentado, Silvia Rodríguez, denunció a Aníbal Gordon (a) El Viejo, Alejandro Enciso (a) Pino y al Indio Castillo como integrantes del grupo agresor. Desde hacía algunos meses, Fromigué y otros “culatas” de Lorenzo Miguel –algunos de ellos ex integrantes de la CNU– venían sembrando muerte en el territorio bonaerense, con epicentro en La Plata y sus alrededores, con el fin de desestabilizar al gobierno de Calabró y provocar la intervención de la Provincia. A fines de julio de 1975, en una de esas acciones, fueron asesinados Eduardo Daniel Lascano y Ricardo Raúl Carreras, militantes de la organización espiritualista Silo.

“El doble crimen de 7 y 39.” Cerca de la medianoche del 23 de julio de 1975, Eduardo Lascano y Ricardo Carreras caminaban por la vereda de los números impares de la avenida 7 de La Plata rumbo a la casa de un amigo. A dos cuadras de distancia, otros dos integrantes de Silo, Tomás Trincheri y Gustavo Segarra, iban en la misma dirección. Al llegar a la intersección de 7 y la calle 39, Carreras y Lascano se sobresaltaron por la brusca frenada de un Ford Falcon Sprint color anaranjado, con bandas negras en los laterales. Al día siguiente, en una portada, el diario platense El Día relataría que “del automóvil descendieron dos individuos que les dispararon a boca de jarro con ametralladoras. Los jóvenes, que recibieron numerosos impactos de balas de 9 mm, murieron en el acto. Los agresores huyeron de inmediato con rumbo desconocido”. Y agregaba: “De acuerdo con algunos testimonios de circunstanciales testigos del grave episodio, el doble crimen se desarrolló con vertiginosa rapidez (…) Los agresores, personas jóvenes correctamente vestidas, accionaron sus armas dirigiendo los disparos de arriba hacia abajo, alcanzando a las víctimas con disparos desde la cabeza hasta las piernas”. Segundos después, Trincheri y Segarra llegaron al lugar y descubrieron los cadáveres de sus amigos en la vereda. Fueron ellos quienes dieron aviso a los padres de las víctimas. Días después, los compañeros de las víctimas habían identificado a tres de los cuatro ocupantes del Ford Falcon: Eduardo Fromigué (a) El Oso, Alejandro Mazzola y otro individuo de apellido Vicente, apodado El Negro.

Delirio anticomunista. A primera vista, la elección de dos militantes de Silo como “blanco” resultó desconcertante. Por lo general, los objetivos de la CNU y de otros grupos operativos de la ultraderecha del peronismo eran militantes de la izquierda peronista, de organizaciones marxistas y dirigentes sindicales de base. Sin embargo, la lógica delirante de la CNU –y del Oso Fromigué como ex integrante de ella– permite ubicar estos crímenes en el marco de su enfrentamiento con la “sinarquía internacional”.

Mario Rodríguez Cobos, más conocido como Silo, líder de la organización espiritualista, había sido encarcelado durante la dictadura de Lanusse por supuestas vinculaciones con el comunismo internacional. La ultraderecha peronista había ido más lejos e identificaba a Silo como una organización que respondía encubiertamente al PRT-ERP. Poco antes de los asesinatos de Lascano y Carreras, la revista El Caudillo había denunciado esta supuesta vinculación. El encargado de hacerlo fue Salvador Nielsen, en su sección “¡Oíme!”, donde solía señalar con dedo acusador a los enemigos de la patria. “Nielsen estaba obsesionado con la ‘invasión sionista’ y el ERP.

Sobre el grupo guerrillero, incluso, había concebido una extraña teoría: sostenía que el ERP había estrechado vínculos con los terroristas vascos de ETA a través de Silo, el líder del Movimiento Humanista. No tenía pruebas, pero igual escribió un artículo sobre el tema, reforzado con toques antisemitas”, relata el periodista Adrián Murano en su artículo “Los intelectuales del Brujo”, publicado en 2007 por la revista Veintitrés.

En La Plata, los integrantes de Silo venían siendo sistemáticamente acosados por la CNU. “Trataban de meternos miedo diciéndonos ‘los zurdos’. Me acuerdo de algunos, como El Chino Causa. Me dieron una paliza entre 15. Me agarraron después de un discurso de Isabelita por la tv y salieron a hacer un operativo. Fue a principios del ’75. En la calle 8 me dieron tremenda paliza con manoplas, pistolas. De ese grupo de 15 no me acuerdo de ninguno porque fue muy violento. Ese mismo día también les pegaron a dos compañeros, Ricardo y Gustavo Cabarrou”, recuerda Roberto Rojas, ex miembro de Silo que fue detenido durante la dictadura.

Eduardo Fromigué (a) El Oso fue detenido pocos días después de los asesinatos de Lascano y Carreras. Los autores de esta investigación no han encontrado documentación relacionada con esta detención que, por otra parte, fue breve. En una carta de lectores publicada el 11 de mayo de 2007 en la revista Infu, el ex integrante de Silo, Gustavo Cabarrou, se refiere a ella y acusa a Fromigué de la muerte de sus compañeros y también de los tres militantes de la JUP asesinados a principios de julio de 1975. “Pablo del Rivero fue asesinado en La Plata junto a sus amigos Mario Cédola y Gustavo Rivas en julio de 1975 cuando circulaban en moto por el Paseo del Bosque de La Plata. El asesino fue el señor Fromigué, ex miembro de la CNU y luego matón a sueldo de Lorenzo Miguel (…) Días más tarde asesinó a Eduardo Lascano y Ricardo Carreras, siloístas, en la esquina de 7 y 39, La Plata. A las pocas horas de ser detenido, Fromigué fue puesto en libertad a través de una negociación entre la Policía Bonaerense (en ese momento a cargo del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, señor Calabró) y el “jefe de Fromigué, o sea Lorenzo Miguel”, escribió.

Autor: Sergio Elbio

boquense ortodoxo

4 pensamientos en “Argentina 1975 CNU – Disparen contra Silo

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  2. Muy interesante, hay que destapar todo lo de la CNU

    Silvia Loustau

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    • Es una investigación muy importante que vienen realizando un grupo de periodistas sobre el núcleo en La Plata y sus ramificaciones,especialmente en MDP, Es importante porque son muy pocos los que están condenados y fueron terribles las atrocidades que cometieron. Siempre la verdad y la justicia son necesarias, pero con estos crímenes se tornan imperiosas.

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  3. Hay que destapar todas estas cosas, porque sino este pasado oculto sigue repercutiendo en el presente y postergando futuros .

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